15 dic 2009

La brisa de un pseudo –verano nos mimaba y hacia calor. Estábamos juntos a pesar de los alaridos y la perdida de espacio en nuestra orbita. Yo de negro, tu de siempre.

Una muralla triste nos separaba y tú reías.

Y el silencio se volvió eternidad aburrida y copiada de antes. Porque ya no había que aclarar más el claro de nuestras estupideces como nosotros mismos las sabíamos hacer.

Entonces no importaban las diferentes ropas, no importaban las sucias cosas por donde tuvimos que pasar. Importaba el ahora (que dejaría de ser ahora) porque era un presente sin pies que no escaparía. Era una espuma que no nos atraía. Era mi cara en la mugre de la calle, mofándose de tu sonrisa azul. Era mi mierda asustando tu destino perdido.

La batalla comenzó.
La batalla por el todo y por la nada.
Una batalla sin ganadores, salvo el estridente sonido de los autos que pasaban.











Ramble on.

No hay comentarios.: