Era cierto lo que el le dijo y se volvieron las caras hacia atrás, como dos arrepentidos de los hechos, aunque ninguno se arrepintió nunca (Y creo que lo volvieran a hacer).
Escucharon el acido sonido del aire por un rato de serenidad…y ya no hablaron, solo se movían de acá para allá, como dos personas que todavía tienen mucho para decir, pero que no se animan.
Aunque la realidad era esa, los dos querían estar juntos, por siempre y para siempre, para deberse el uno al otro, para entregar el alma en su máximo potencial…
Esa noche no ocurrió y quizás no ocurrirá jamás.
2 comentarios:
Cambiemos la perspectiva, quizas pasa.
a mi me paso.
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