En el mismo momento que dijo eso, como actoreflejo, miré por la ventana las olas estrellándose en las rocas y deformándose en cientos de miles de gotas transparentes y el brillo del sol que daba en la arena y se reflejaba en mi. Cuando cerré los ojos, y el brillo aun perduraba en mi retina, comprendí que todo eso volvía a nacer cada día, conmigo o sin mí.
Y mi aliento se iba pulverizando con las moléculas que había dejado tu perfume.
Y el Sol afuera, de nuevo, proyectado sobre la arena con el ruido de las olas contrastando.
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