Nuestras bocas peleando el sabor de un pasado que queda en la mirada, en las pupilas dilatadas de un par de vueltas atrás. Entonces, mi mano se enreda en sus rulos con sabor a magia y magnéticamente abro los dedos para tocar su cabellera: tierna y suave se abre y cierra con el sabor del las flores primaverales y se inspira un olor suave; el aroma intenso es degustado por mi nariz y el exhalar fuerte que da en su cabeza es el éxtasis de una excitación que va más allá del masaje que le doy. Sus pelos baten el aire y se enreda en mis dedos que ahora ya perdí de vista, mientras su sudor enjuaga el perdido juego que tenemos en la boca y nuestras lenguas se entrelazan de nuevo, y el rulo ahora esta en nuestra boca y volvemos a exhalar excitación y de nuevo el éxtasis y las alucinaciones de un futuro y cuando nos besamos y el altar y las luces de los autos perdiéndose por nuestra luna de miel cuando nuestros ojos se hunden en la oscuridad de nuestras pupilas que laten con intensidad pero despacio y con suavidad haciendo contraste con lo exterior, que corre y es pisada de un nuevo sudor fresco y ahora nuestros brazos son un brazo que nos tapa con alguna piel que no se cae con el tiempo: el exilio ha terminado.
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