16 ago 2009

Mis ojos crisparon y se fueron haciendo más vulnerables a la noche, tierna madre de mi sueño y sus aventuras.
Una sinfonía agridulce trajo consigo el calor de mis sabanas y la soledad.
Un libro viejo y la tenue luz de la lampara que me extrañaba.
Lentamente me disuelvo en una gota de lágrima de medianoche y desembarco en un estupefaciente estado de pseudo-ebriedad producida por el extenuante día.
¿Y quien sabe de las aventuras horripilantes del mañana?














"La sinfonia agridulce."

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