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Entonces recurrí al extremo, y me escondí en una manta de infinita frialdad, tal como me dijiste que lo hiciera.
Pero en mi mismo, muy adentro, necesito abrir las emociones...no se como ser tal cosa.
Y aun así, te sigo expresando cariño, pero con otras palabras y en otros contextos y en forma de besos sin ausencia, infinitos en el espacio, abrigados con el calor de nuestra llama (siempre latente) de sincera pasión.
Ahogada.
Fiel a sus pensamientos, coherente.
Adulta.
Embellecida con la mismísima luz.
A veces triste. Otras ella misma.
Sumergida en el universo.
Y yo acá, con los brazos abiertos. Esperando.